Había una modesta empleada en una de las grandes tiendas de chicago que no podría haber gastado ni cinco dolares, tan pobre era; pero al día siguiente podía entrar a cualquier negocio y comprar por valor de mil dolares.¿Porque la diferencia? Se había casado con un hombre rico. Lo había aceptado, y todo lo que el tenia era de ella. Así nosotros podemos tener todas las riquezas de Cristo, si le recibimos como nuestro Salvador.
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